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martes, 17 de febrero de 2015

La mujer en Roma
La mujer libre romana estaba sometida a su padre o a su marido y carecía de derechos políticos. Las niñas tampoco recibían la misma educación que los niños, raramente iban a la escuela media y nunca a la superior, aunque algunas alcanzaron un alto nivel cultural gracias a preceptores particulares.A pesar de todo esto, la mujer disfrutaba de una gran consideración dentro de la familia y desde la época imperial disponía de un grado de libertad, mayor que las mujeres de otras sociedades de la antigüedad. Llevaba una intensa vida social propia (salía a comprar, participaba en banquetes e incluso trabajaba en oficios que no se consideraban femeninos) y acompañaba al marido a actos
oficiales o espectáculos.
                                                                                            Cornelia

Cornelia fue un modelo de matrona romana. Permaneció fiel a su marido Tiberio Sempronio Graco. Se preocupó especialmente de la educación de sus hijos y, a través de estos, tuvo una influencia decisiva en la política romana. Recibía a hombres cultivados en sus 'terturlias culturales', sus cartas fueron publicadas y se le erigió un busto en su honor en Roma. Fue una mujer culta y de carácter fuerte. Después de la muerte de su esposo (153 a. C.), rechazó casarse con el rey de Egipto, Ptolomeo VIII Evérgetes, para consagrarse a la educación de sus hijos. le fue erigida una estatua de bronce en el Foro Romano, de la cual se conserva la base con el epigrafe: Cornelia Africani F. Gracchorum (Cornelia, hija del Africano y madre de los Gracos). Fue la primera estatua de una mujer expuesta al público en Roma.

Matrimonio,familia y divorcio.

Las mujeres se casaban, generalmente, entre los trece o diecisiete años.
En la relación matrimonial ambos tenían siempre que estar de acuerdo, y ésta no cesaba hasta que una de las dos partes lo decidía así. De todas formas, era más frecuente que el que tomara la decisión del divorcio fuera el hombre, aunque la mujer también lo podía hacer siempre que quisiera. En este caso, se mantiene la igualdad entre hombres y mujeres.La mujer debía ser fiel a su marido, ya que el adulterio le estaba castigado con la muerte, puesto que no era considerada una falta moral, sino religiosa porque se entendía como un engaño a los dioses domésticos. Sin embargo, los hombres sí podían buscar, sin vergüenza, la compañía de otras mujeres de baja condición, prostitutas o sirvientas. Los hijos fruto de esta unión no tendrían derecho a participar en la comunidad religiosa y serían tratados como extranjeros. 

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